Rajoy,
el IVA y los mineros son los trending topics de
estos días. Todos los recortes y subidas de impuestos que en estos 8
meses de gobierno ha impuesto el Partido Popular abogando a su
mayoría parlamentaria parecen no ser suficientes según sus
defensores, y este miércoles el PP ha anunciado más medidas para
sacar dinero a los ciudadanos, entre ellas la subida del IVA. El
señor Rajoy y su comandante Soraya están haciendo todo aquello que
ya hizo el PSOE y que tanto criticaron, pero a lo bestia. Y claro, ya
están cabreando hasta a los neoliberales. En su defensa, hay que
señalar que recientemente se nos ha sumado otro problema económico:
pagar la deuda de las entidades financieras que han estado
especulando a diestro y siniestro. Porque en este país, queridos
amigos, los banqueros son ciudadanos de primera a los que debemos de
ayudar y rescatar, y el resto de los mortales somos ciudadanos de
segunda, a los que se persigue y desahucia, y a los que se exprime
para arreglar los desvaríos de todos los incompetentes y ladrones
que vagan a sus anchas y que, curiosamente, suelen ocupar los
puestos dirigentes. Pues eso: tenemos más deuda y el dinero escasea en las arcas públicas, por eso nuestro querido Gobierno busca más
recaudación. Pero se olvida, como se olvidó Zapatero, de lo más
importante: no hay puestos de trabajo para todos. Si no hay trabajo,
hay menos recaudación y mayor gasto por desempleo. Si no hacemos
nada para subsanar esta situación y, por el contrario,
desincentivamos el consumo, podéis imaginar que pasará.
Nada más ni nada menos
que lo que está pasando: “guerra, guerra, guerra”. El sector
minero ha sido el que más trabajo ha dado hasta ahora a los
antidisturbios, y ahí los tienen ahora a todos concentrados en Madrid, dispuestos a defender a capa y espada su derecho al trabajo.
Porque el Gobierno del PP quita pero no da, resta pero nunca suma.
Sobre la viabilidad y pertinencia del mantenimiento del sector del
carbón hay mucho que hablar. Mi posición es que se deben retirar
esas subvenciones porque el carbón es una energía cara y muy
contaminante. Pero si quitamos la actividad económica principal de
una región de un día para otro y no ofrecemos o buscamos una
alternativa al sector, estamos matando a la población. Y al fin y al
cabo todos estos líos políticos se crean para vivir, para tener un
bienestar social. Pero lo estamos perdiendo, y la gente es pacífica
con la barriga llena, pero peligrosa cuando no tiene pan que llevarse
a la boca.
Y ¿qué podemos hacer?,
¿qué futuro a largo plazo nos espera? Como dirían mis amigos
italianos: buh. El futuro es un tiempo que nunca dominaremos. Pero si
que quiero resaltar una cosa: podemos hacer mucho, muchísimo, que
nadie os diga que no podemos hacer nada. Podemos hacer lo que
queramos, lo que decidamos. Podemos cambiar nuestra vida, nuestros
actos, nuestras decisiones, desde las más básicas a las más complejas, dar un giro ético, luchar por lo que creemos
importante. No podemos prever el futuro, pero podemos ver y cambiar
el presente. Lo preocupante de la España actual es que sus
ciudadanos, además de estar perdiendo capacidad adquisitiva, estamos
perdiendo democracia. Ahora las leyes nos vienen de fuera, de gente
que no tenemos el derecho a votar, y ya no nos dejan elegir ni la
salsa con la que queremos ser cocinados. Nuestros gobernantes, a los
que sí hemos votamos, se han vendido. Esto no ha sido siempre así,
no es así en todos los lugares, no tiene por qué ser así y desde
luego no es ni justo ni ético ni beneficioso para nosotros que lo
sea. Pero hay alternativas, incluso en la política. Afortunadamente
se están creando nuevos partidos políticos en este país que buscan
responder a nuestros problemas reales. En nuestras manos estará si
queremos seguir arrastrándonos en la servidumbre y malvivir en
silencio, votar a los mismos por miedo al fracaso (en el que por
cierto, ya estamos sumergidos), o dar un giro real a nuestras vidas y a nuestra
política.
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