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martes, 17 de julio de 2012

Adaptarnos o morir


Soplan vientos de cambio. Tanto la sociedad como la comunidad científica se han puesto de acuerdo para presagiar que se avecinan tiempos convulsos. Recuerdo que hace unos 10 años en España, cuando se hablaba del cambio climático se solía instar a la actuación para frenarlo. Teníamos que evitar que el clima de la tierra cambiase, y desde ese discurso trabajábamos en las organizaciones ecologistas. Sin embargo, años después nos fuimos dando cuenta de que nuestro discurso se estaba quedando caduco. En el año 2007, cuando la Junta de Andalucía elaboró su Plan de Acción por el Clima, hablaba de un necesario proceso de mitigación. Más adelante, en el año 2010, se establecería un plan complementario de Adaptación. Supieron cambiar de discurso ante las nuevas evidencias científicas: el cambio climático es imparable, y desde esa óptica sería mas lógico trabajar en la que es la clave de la supervivencia de la vida en la Tierra: la adaptación.

El pasado mes de junio, la revista Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, publicó un artículo con los resultados de un estudio realizado por 22 científicos internacionales de diversas disciplinas que evidencian la eminencia de un gran cambio en nuestra biosfera provocado por el hombre. El artículo, titulado Approaching a stateshift in the earth's biosphere, anuncia que hemos traspasado un punto de no retorno, por lo que la Tierra forzosamente se verá inmersa en un gran cambio climático, el mayor desde que la especie humana habita en ella. La fecha exacta del cambio se desconoce, aunque se estima para la segunda mitad de este siglo, fecha en la que algunos científicos también auguran la disminución de las reservas de petróleo.

Por otro lado, la crisis económica occidental ha provocado que un importante sector de la sociedad salga a las calles a exigir un cambio en el sistema. Pese al nombramiento de nuevos equipos de gobierno, en países como España, Grecia o Irlanda se siguen reclamando con más fuerza cambios que sean verdaderamente significativos y contundentes. Estas demandas ciudadanas, ayudadas por las nuevas tecnologías y redes sociales, han desembocado en una nueva oleada de movimientos sociales y comunidades alternativas que postulan distintas formas de desarrollo social desde postulados fundamentalmente éticos. Todas estas redes no hacen sino tejer y conformar el reclamado cambio.

El año pasado, escuché al periodista Ignacio Ramonet, director de la edición en español de Le Monde Diplomatique (una de las pocas publicaciones serias de política internacional en español disponible en nuestro país), afirmar que la crisis económica europea abarcaría unos 10 años. 10 años que con gran probabilidad desembocarán en un importante cambio político, económico y social. Es nuestra responsabilidad y nuestro deber trabajar para que el nuevo modelo vaya en una dirección consecuente y razonable con el panorama al que se enfrenta: una tierra sobre-explotada y con un clima menos benévolo para nuestra especie. Ya lo dijo Darwin: adaptarnos o morir, no nos queda otra.  

jueves, 12 de julio de 2012

Cómo hacer tu manualidad reciclada

Estamos en verano, periodo de vacaciones por excelencia, y seguro que disfrutáis de más tiempo libre y de ocio. Por eso, desde Vientos de Cambio os propongo hacer una sencilla manualidad muy práctica con materiales reutilizados. Se trata de una cajita para guardar tus pots-it y cuadernos de notas con un calendario incorporado.



Recuerda que aprovechando los materiales que ya no te sirven, estás evitando generar más residuos, a la vez que consigues consumir menos materia prima y ahorrarte unos euros. ¡Todo son ventajas! 

Los materiales que necesitaréis para construir vuestra cajita son:


  • Dos cajas de cartón. Una la utilizaremos para la caja, la otra para hacer los cajones y la tapadera. Te sirven, por ejemplo, cualquier caja de galletas o de algún producto de alimentación. Para la caja, elige la que tenga el tamaño y la forma que más te guste. Para la otra, una que tenga un cartón mínimamente residente. Yo escogí una caja que iba a tirar de maquillajes para la caja  y una de galletas Cuétara para los cajones y la tapadera.
  • Una revista con imágenes de cualquier cosa que te guste: animales, muñecos, viñetas, algún personaje famoso... Yo elegí unas preciosas aves de un folleto de propaganda de una guía de aves. 

  • Un calendario impreso. Debe de ser de un tamaño similar al de vuestra caja. Si no tenéis, siempre podéis imprimir uno que busquéis en internet
  • Hojas que estén escritas por una sola cara y que vayas a tirar. Da igual el color y la calidad del papel. Yo escogí A4 blanco, pero cualquier hoja vale. 
  • Forro de libros transparente. El más cómodo es el autoadhesivo, que se puede comprar en cualquier papelería por menos de un euro el rollo.
  • Pegamento de barra y cola adhesiva. 
  • Tijeras
  • Papel de celo (fiso)
  • Un lápiz y una regla

Los pasos para construir la caja son muy sencillos:

1. Corta los cartones. A la caja base, córtale la parte de abrir y cerrar y la caja, de tal modo que te quede una caja hueca sin cierres (dentro, meteremos los cajones). Mide tu caja, y con el otro cartón, dibuja y recorta la bases para los cajones (que sean más o menos iguales, es decir, del tamaño de la mitad de tu caja), y la tapadera superior para el calendario. También recorta cuatro esquinas para cada cajón de una altura ligeramente menor que la de la caja y de la misma anchura que esta (de tal modo que el cajón se pueda abrir y cerrar sin problemas). 

2. Recorta las figuras de decoración. Recorta de las revistas seleccionadas aquellas imágenes con las que vayas a decorar de tu caja.

3. Forra la caja y la tapadera con papel. Utiliza el papel usado para forrar tu caja de tal modo que el lado no impreso quede visible por fuera. Te recomiendo que para esto uses una cola adhesiva que pegue bien. 

4. Pega las figuras decorativas y el calendario. El calendario, pégalo por la parte inferior de la tapadera que añadiremos y en la parte superior de la caja (en las fotos podréis verlo mejor). Por las partes exteriores de la caja pega las figuras a tu gusto.

5. Fabrica los cajones y pega la tapadera. Fabricar los cajones es muy sencillo. Pégale a la base con papel de celo las  cuatro esquinas del cajón, de tal modo que dejes tres completamente unidas, y una solamente unida a la base pero no al resto de las esquinas (esta última esquina hará la función de asa). Pega también con papel de celo la tapadera, de tal modo que quede como un cartón unido a la superficie que se pueda levantar. 



6. Forra la caja con forro para libros. Recortad convenientemente el forro y forrar vuestra caja para que sea más resistente. Los cajones no hace falta que los forreis. 

¡Listo! 

Si habéis seguido los pasos, os habrá quedado algo parecido a esto:



¡Espero que os guste! Si tenéis alguna duda, podéis escribirme en los comentarios de este mismo post. Para terminar, os dejo unas imágenes de otras ideas cogidas de la página de Facebook RE-CICLO, cambiando hábitos. ¡Os la recomiendo!



















miércoles, 11 de julio de 2012

Rajoy, el IVA y los mineros



Rajoy, el IVA y los mineros son los trending topics de estos días. Todos los recortes y subidas de impuestos que en estos 8 meses de gobierno ha impuesto el Partido Popular abogando a su mayoría parlamentaria parecen no ser suficientes según sus defensores, y este miércoles el PP ha anunciado más medidas para sacar dinero a los ciudadanos, entre ellas la subida del IVA. El señor Rajoy y su comandante Soraya están haciendo todo aquello que ya hizo el PSOE y que tanto criticaron, pero a lo bestia. Y claro, ya están cabreando hasta a los neoliberales. En su defensa, hay que señalar que recientemente se nos ha sumado otro problema económico: pagar la deuda de las entidades financieras que han estado especulando a diestro y siniestro. Porque en este país, queridos amigos, los banqueros son ciudadanos de primera a los que debemos de ayudar y rescatar, y el resto de los mortales somos ciudadanos de segunda, a los que se persigue y desahucia, y a los que se exprime para arreglar los desvaríos de todos los incompetentes y ladrones que vagan a sus anchas y que, curiosamente, suelen ocupar los puestos dirigentes. Pues eso: tenemos más deuda y el dinero escasea en las arcas públicas, por eso nuestro querido Gobierno busca más recaudación. Pero se olvida, como se olvidó Zapatero, de lo más importante: no hay puestos de trabajo para todos. Si no hay trabajo, hay menos recaudación y mayor gasto por desempleo. Si no hacemos nada para subsanar esta situación y, por el contrario, desincentivamos el consumo, podéis imaginar que pasará.

Nada más ni nada menos que lo que está pasando: “guerra, guerra, guerra”. El sector minero ha sido el que más trabajo ha dado hasta ahora a los antidisturbios, y ahí los tienen ahora a todos concentrados en Madrid, dispuestos a defender a capa y espada su derecho al trabajo. Porque el Gobierno del PP quita pero no da, resta pero nunca suma. Sobre la viabilidad y pertinencia del mantenimiento del sector del carbón hay mucho que hablar. Mi posición es que se deben retirar esas subvenciones porque el carbón es una energía cara y muy contaminante. Pero si quitamos la actividad económica principal de una región de un día para otro y no ofrecemos o buscamos una alternativa al sector, estamos matando a la población. Y al fin y al cabo todos estos líos políticos se crean para vivir, para tener un bienestar social. Pero lo estamos perdiendo, y la gente es pacífica con la barriga llena, pero peligrosa cuando no tiene pan que llevarse a la boca.

Y ¿qué podemos hacer?, ¿qué futuro a largo plazo nos espera? Como dirían mis amigos italianos: buh. El futuro es un tiempo que nunca dominaremos. Pero si que quiero resaltar una cosa: podemos hacer mucho, muchísimo, que nadie os diga que no podemos hacer nada. Podemos hacer lo que queramos, lo que decidamos. Podemos cambiar nuestra vida, nuestros actos, nuestras decisiones, desde las más básicas a las más complejas, dar un giro ético, luchar por lo que creemos importante. No podemos prever el futuro, pero podemos ver y cambiar el presente. Lo preocupante de la España actual es que sus ciudadanos, además de estar perdiendo capacidad adquisitiva, estamos perdiendo democracia. Ahora las leyes nos vienen de fuera, de gente que no tenemos el derecho a votar, y ya no nos dejan elegir ni la salsa con la que queremos ser cocinados. Nuestros gobernantes, a los que sí hemos votamos, se han vendido. Esto no ha sido siempre así, no es así en todos los lugares, no tiene por qué ser así y desde luego no es ni justo ni ético ni beneficioso para nosotros que lo sea. Pero hay alternativas, incluso en la política. Afortunadamente se están creando nuevos partidos políticos en este país que buscan responder a nuestros problemas reales. En nuestras manos estará si queremos seguir arrastrándonos en la servidumbre y malvivir en silencio, votar a los mismos por miedo al fracaso (en el que por cierto, ya estamos sumergidos), o dar un giro real a nuestras vidas y a nuestra política.  



sábado, 19 de mayo de 2012

¿Qué es Vientos de Cambio?


Vientos de cambio pretende ser un blog de historias, informaciones, opiniones, y diferentes formas narrativas sobre lo que ocurre en España y en algunos sitios del resto del mundo y sobre las cosas que me gustan (cultura, viajes, medio ambiente, etc.). Lo considero como un espacio crítico y de reflexión, que conjuga de forma responsable los géneros periodístico y literario y cuya vocación es la de comunicar y generar comunicación desde un punto de vista ajeno y externo al de los medios de comunicación convencionales.

La autoría del blog recae en mí, Marta Álvarez Martín, Periodista por la Universidad de Sevilla e investigadora de temas socio-ambientales en la Universidad Pablo de Olavide. Actualmente no trabajo para ningún medio y me dedico a terminar mi máster de investigadora. La investigación que estoy realizando versa sobre la desinformación mediática con respecto a la problemática de la contaminación generada por la industria petroquímica en el Campo de Gibraltar. Aunque mi especialización académica sea el tema socio-ambiental, me gusta leer y debatir sobre otros temas como la literatura, la historia, el arte o la política.

Todo aquel que quiera está invitado a participar de forma activa en este sitio, mediante la publicación de comentarios o mediante el envío directo de aportaciones que podrán ser publicadas bajo previo acuerdo. Para ello sólo se pide respeto, coherencia, y sentido ético y de responsabilidad.

Yo soy la responsable de todo el contenido que se publique en este blog que esté escrito por mi y protegido bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported. Los contenidos de segundos o terceros, cedidos o tomados libremente y publicados en el blog, serán de responsabilidad de sus autores y quedarán sujetos y protegidos bajo sus respectivas licencias.  

¿Quién escribe? Algunos apuntes biográficos


Soy periodista, y en mi país, España, los medios de comunicación no me quieren. Quizás me quieran como becaria, recadera, escribana, copista, vocera, pero NO como periodista. Y es que vivo en un país en el que el periodismo está en peligro de extinción. En los últimos años han cerrado muchos medios, han echado a muchos periodistas a la calle y han contratado a muy pocos y a la mayoría bajo condiciones muy precarias. ¿Una caída merecida? Hacía tiempo que los medios habían dejado de servir a la ciudadanía para servir al capital (o a quien lo maneja), pasando de ser un servicio a la sociedad a ser un servicio a ellos mismos y a sus “amos”. Y así, el periodismo, y sobre todo la televisión y la prensa, viven en un desprestigio decadente y apremiante, y la sociedad ya no cree en ni en los medios ni en los mediadores.

Pero, a pesar de todo, soy periodista, defiendo mi profesión y creo profundamente que el periodismo es necesario. Por muchas razones. Las repito, hoy y las veces que haga falta. En primer lugar, porque creo en el derecho a la información de los ciudadanos y creo que este derecho va estrechamente unido al de la libertad. Es la información la que nos hace libres, porque sólo es libre quien tiene la posibilidad de elegir (porque conoce). En segundo lugar, porque creo que, dada la complejidad del mundo y la sociedad actual a todos los niveles, es necesario la figura de un profesional que seleccione, evalúe y analice las implicaciones de la realidad circundante en la vida de los ciudadanos, y comunicarla. Creo que esto sólo puede hacerse mediante la profesionalización porque considero que es necesaria una labor de vida, una dedicación completa y que para enfrentarse a la realidad y sobre todo para interpretarla es necesaria una preparación o instrucción previa (como ocurre con el resto de profesiones). Este punto sigue suscitando discrepancias incluso dentro del propio sector, pero aún así, yo defiendo este postulado. En tercer lugar, porque opino que es imprescindible el conocimiento de lo ocurre en nuestro país y en el mundo para poder participar en la vida pública y sobre todo para poder participar en ella de forma democrática. Si creemos que los ciudadanos tienen el derecho de gobernarse a sí mismos y hacerlo eligiendo a sus representantes, para que ellos puedan ejercer con libertad este derecho deben de tener a su disposición toda la información relevante de la vida pública y política. Y con esto vuelvo a mi primer postulado: es la información la que nos hace libres, porque sólo es libre quien tiene la posibilidad de elegir.

Os cuento esta historia de desamor entre mi país y mi profesión porque es la historia de mi vida y de mi tiempo, y es la que nos ha tocado vivir a los españoles que queremos dedicarnos a servir a la sociedad dándole información. Esa soy yo: una periodista desahuciada pero tozuda, que no cesa en su empeño de comunicar con sinceridad la realidad del mundo cambiante que le tocó vivir y que siempre trata y seguirá tratando de adivinar.   

Los hijos (y padres,abuelos, etc.) de las historias


 
El sábado 19 de mayo de 2012 en Sevilla a las 13:07 horas en la Plaza Nueva, Eduardo Galeano me daba dos besos y me firmaba su último libro, Los hijos de los días. La tarde-noche del día anterior, Don Eduardo había contado algunas de sus historias y nos había cautivado a todos, y ahora todos, coleccionistas de firmas, queríamos que esas historias y esa pluma fuesen también nuestras. Fetiche, capricho, expresión del más puro materialismo e individualismo: como si las historias pudiesen ser eternas, como si las letras pudieran tener dueños. Aunque algunas nubes cubrían el cielo, hacía un tiempo caluroso pero agradable, y Sevilla olía a ese aroma especial que desprende orgullosa en primavera. La Plaza Nueva, custodiada por el Ayuntamiento y acechada por el nuevo tranvía, había sido ocupada por el “Mundo de las Letras”: casetas y casetas con libros y más libros y algunos autores firmando ejemplares, o esperando firmar alguno. Como cada año, la Feria del Libro supone un punto de encuentro entre los devoradores de historias y sus escritores, entre los editores y los vendedores, entre los transeúntes despistados y los curiosos más valientes. Un ambiente sin duda especial que configura un evento nostálgico y romántico. Hoy en día cualquiera con conexión a internet y un dispositivo electrónico puede obtener casi cualquier libro catalogado. Pero no se trata ya de encontrar ejemplares estelares, ni esa novela que viene de Las Américas o esa otra que acaba de salir de la imprenta. La Feria del Libro es, sobre todo y ante todo, un acto simbólico: los libros (pobres abandonados) ocupan la calle, los escritores (pobres desarraigados) se tornan protagonistas, los lectores (pobres utópicos) festejan su semana. Y así se crea el ilusionismo de que las letras son por y para el pueblo. Es en ese festín literario en el que dos personas inconexas se encuentran y se besan. Para una de ellas no será más que un fugaz minuto de su vida, para la otra, un instante que guardar en su baúl de los recuerdos. De cualquier forma, ambos sabemos que la historia, esa pequeña historia dentro de otras tantas historias, la capturan los días y la custodia el tiempo. Pero hace mucho que los hombres osados encontramos la llave que habría una de las puertas (sólo una) de la atemporalidad y, como podéis imaginar, es una llave que vive entre los libros y que está formada por palabras.